Todo
parecía estar bien, pero ciertamente la vida me había ido superando, amanecía
pero sin mí… Estaba, pero realmente no me veía a mí misma.
No
comprendía lo que pasaba, tal vez el tedio, tal vez la melancolía, tal vez
simplemente me acostumbre a vivir sin vivir mi vida.
Ya
no había risas, ni esperanza, ni el esbozo de una mentirosa sonrisa. Aprendí a
vivir siendo una autómata, dando un paso tras otro pero ya sin ser dueña de mí
misma. No comprendo qué pasó ni cuando, pero es que en verdad ya ha pasado
tanto, que me quedé sin ganas de andar por este camino en el cual antes
cantaba.
Parecía
como si me fuera borrando a mí misma de lo que alguna vez fue una pintura que
decoré con toda mi alegría, y ahora sólo quedan trazos de dolor, brochazos de
desesperación.
Hoy
desperté y me sentí ausente de mí, ya no había nada y decidí escribir. Tal vez
algunas letras me puedan rescatar de esta eterna agonía de estar. Tal vez en
este escribir sin cesar, alguna palabra me pueda volver a la vida. Tal vez,
sólo tal vez en este último intento pueda descubrir nuevamente el sentimiento
que me hacía vibrar.
En
esta ausencia todavía hay presencia de alguien que no se rinde, de alguien que
quiere luchar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario