domingo, 4 de diciembre de 2016

Ella, En Ruinas


Siempre había sido bella, brillante y eterna; parecía la promesa cumplida de un paisaje perpetuo. 

Serena, siempre serena… así contempla la vida, con una paz perene, con una eterna sonrisa.

Aquella mujer que lo dio todo, que cobijó en tormentas a su hija, ¿cómo pago tanto amor? ¿Cómo detengo del tiempo la prisa?

Y es que ella ni siquiera sospecha lo que para mí es y ha sido, que sin su presencia me perdería en un abismo.

Nunca me dejes, le pido en silencio; no me abandones, le susurro hacia mis adentros.

Ahora que la vi en ruinas, se me fue media alma, casi perdemos juntas la vida.

No te vayas nunca, te quiero aquí, aunque sea egoísta, aunque estés en ruinas.




sábado, 3 de diciembre de 2016

Ausente de Mí



Todo parecía estar bien, pero ciertamente la vida me había ido superando, amanecía pero sin mí… Estaba, pero realmente no me veía a mí misma.

No comprendía lo que pasaba, tal vez el tedio, tal vez la melancolía, tal vez simplemente me acostumbre a vivir sin vivir mi vida.

Ya no había risas, ni esperanza, ni el esbozo de una mentirosa sonrisa. Aprendí a vivir siendo una autómata, dando un paso tras otro pero ya sin ser dueña de mí misma. No comprendo qué pasó ni cuando, pero es que en verdad ya ha pasado tanto, que me quedé sin ganas de andar por este camino en el cual antes cantaba.

Parecía como si me fuera borrando a mí misma de lo que alguna vez fue una pintura que decoré con toda mi alegría, y ahora sólo quedan trazos de dolor, brochazos de desesperación.

Hoy desperté y me sentí ausente de mí, ya no había nada y decidí escribir. Tal vez algunas letras me puedan rescatar de esta eterna agonía de estar. Tal vez en este escribir sin cesar, alguna palabra me pueda volver a la vida. Tal vez, sólo tal vez en este último intento pueda descubrir nuevamente el sentimiento que me hacía vibrar.

En esta ausencia todavía hay presencia de alguien que no se rinde, de alguien que quiere luchar.

miércoles, 17 de abril de 2013

El Tintero Seco




Probablemente dejé pasar mucho tiempo... Tal vez, sólo el necesario. Ahora, después de muchos capítulos recorridos sin libreto, intento que la pluma me tome nuevamente de la mano.


Dejé en el olvido mis letras... Y entre risas forzadas y lamentos acostumbrados, se fueron haciendo más débiles, hasta que mi propio tintero se fue secando.


Por eso hoy escribo con vestigios de lágrimas, con el viento del recuerdo con el que me cobijé estos años, tal vez hasta con la sangre que brotó de un poema no dicho... Porque preferí callar... Porque el dolor también nos va drenando.


Ahora más débil, pero a la vez más fuerte, decido hilvanar unas pocas palabras en este instante. No sé si serán las correctas, pero por algo se empieza cuando de la nada regresas, esperando que no sea muy tarde, esperando que no sean en vano.