martes, 2 de noviembre de 2010

Reencuentro


Te vi tan bonita…

Portabas un hermoso vestido cubierto de flores, cuanta belleza te rodeaba.

Estabas en silencio, y al mirarte, mis ojos se cubrieron de lágrimas. Cuanto tiempo sin verte, cuanto te he extrañado, pero sólo yo soy culpable, ya que te he tenido abandonada.

Y tú, parada junto a un gran árbol… Sentí que te alegraste al verme, y yo al verte me acerqué a ti, y la sombra del árbol nos cubrió a ambas.

Contemplé las flores multicolores que te rodeaban. Qué maravilloso fue sentir nuevamente tu compañía, pero qué culpable me sentí por haberte abandonado tanto tiempo.

Me senté a tu lado, y jugando con las flores que nos rodeaban,  comencé una torpe conversación. Sin saber qué decir, hablé de todo y de nada; del ayer, del hoy y del mañana; de mis alegrías, de mis miedos y de mis frustraciones… Quería que lo escucharas todo.

Compartimos juntas un rato, conversando y haciéndonos compañía. Y yo en el fondo deseando abrazarte y envolverte con toda mi alma. Qué difícil estar tan cerca de ti y no poderte acercar a mi pecho. Cuanta impotencia, cuanto dolor, cuanta desesperación.

Después de tan sólo un rato, tras haberte observado detenidamente, tras haber estado oliendo el perfume que te rodeaba, después de haber estado contigo lo que pareció un instante… Me dispuse a emprender mi marcha.

En el fondo de mi ser me prometí no abandonarte tanto tiempo nunca más. ¿Lo cumpliré? Quién sabe, tal vez. Tal vez en un tiempo más vuelva tan culpable como hoy, a estar contigo tan sólo un rato, para aliviar mi culpa por abandonarte tanto tiempo. Y amándote tanto… No lo entiendo.

Me despedí con lágrimas en el rostro, y te di un beso.

Después me levanté, tomé una rosa más y la puse sobre tu tumba.

Rubrikka