Como habiendo guardado recuerdos pasados o secretos sufrimientos, así llora la montaña en su encuentro con el sol de la mañana.
Así lloran también las piedras, las ramas de los árboles, y las paredes de las cuevas.
Así llora también el hombre, la mujer y el niño, que descubren el alma propia ante la luz de la promesa del día.
Así también recorre una lágrima mi mejilla… Ante el ayer, ante las promesas no cumplidas.
Y es así como nace la fe, del trazo de una lágrima que llegando a la tierra, nutre a la semilla que regalará el fruto del mañana.
Esta es mi última lágrima del invierno…
Y el día de hoy, con la primavera, nace nuevamente la esperanza.
Qué bonito esto que nos compartes ahora, además de esas dos fotos que, junto con el texto, nos hacen pensar en esas lágrimas que siempre ocurren.
ResponderEliminarLa naturaleza, las estaciones, el día y la noche, el clima, el espíritu; es increíble como nos dicen tantas cosas.
ResponderEliminarSon increíbles los ciclos, los nuestros, los de la Tierra, los del Universo.
Un gusto leerte amiga. ¡Un gran abrazo!