Probablemente
dejé pasar mucho tiempo... Tal vez, sólo el necesario. Ahora, después de muchos
capítulos recorridos sin libreto, intento que la pluma me tome nuevamente de la
mano.
Dejé en el olvido mis letras... Y entre risas forzadas y lamentos acostumbrados, se fueron haciendo más débiles, hasta que mi propio tintero se fue secando.
Por eso hoy escribo con vestigios de lágrimas, con el viento del recuerdo con el que me cobijé estos años, tal vez hasta con la sangre que brotó de un poema no dicho... Porque preferí callar... Porque el dolor también nos va drenando.
Ahora más débil, pero a la vez más fuerte, decido hilvanar unas pocas palabras en este instante. No sé si serán las correctas, pero por algo se empieza cuando de la nada regresas, esperando que no sea muy tarde, esperando que no sean en vano.